
- Diciembre 2, 2022
- Silvia Montiel N.
- Misceláneos
Terapia cognitivo conductual
La terapia cognitivo conductual se basa en la relación entre pensamiento, emoción y conducta para abordar diversos problemas psicológicos.
En este artículo profundizamos en sus ideas centrales, destacando aquellos puntos que las diferencian de otras corrientes.
A lo largo de los años, la psicología ha ido adoptando diversos enfoques para comprender y abordar el funcionamiento humano. Cada uno de ellos con sus propios planteamientos teóricos y aplicaciones prácticas. Desde hace más de tres décadas, la terapia cognitivo conductual se ha convertido en la orientación psicoterapéutica con mayor evidencia de su eficacia.
Se ha logrado aplicar, con muy buenos resultados, en problemáticas muy diversas. Pero además constituye una opción muy eficiente y flexible. Obtiene cambios significativos en un tiempo limitado y la pluralidad de técnicas que abarca le da de una gran flexibilidad para adaptarse al problema y a la persona concretos.
Origen de la terapia cognitivo conductual
Según las distintas épocas, la corriente psicológica imperante ha ido variando y han surgido numerosas alternativas con enfoques diferentes.
Dos de ellas (el conductismo y el cognitivismo) se encuentran en el origen de la terapia que hoy nos atañe. Por ello, en primer lugar, hemos de comprender en qué consisten.
Conductismo
El conductismo centra su interés en la conducta visible. Su objeto de estudio son únicamente las conductas que emite el individuo y que pueden ser observadas y medidas.
Según está corriente, las conductas son respuestas a ciertos estímulos, y aumentan o disminuyen su frecuencia en función de las consecuencias. Por tanto, podemos modificar el comportamiento de una persona variando las relaciones entre estímulo, respuesta y consecuencia.
Por ejemplo: la persona con fobia a los perros ha asociado perros y miedo, por eso ante su presencia huye. Si logramos romper esa asociación, los perros dejarán de ser un estímulo aversivo y la persona dejará de huir. Por otro lado, si queremos que un niño aumente la frecuencia con la que come verduras, deberíamos premiarle cada vez que lo haga.
Cognitivismo
Este enfoque psicológico se centra en estudiar las cogniciones, es decir, los pensamientos o procesos mentales. Se interesa por conocer el proceso que realiza un ser humano tras recibir una información: cómo la procesa y cómo la interpreta.
El fundamento del cognitivismo es que no percibimos la realidad como es, sino como somos. Cada uno de nosotros, con sus propios procesos internos, le otorga un significado diferente a la realidad que percibe.
Por ejemplo: llamas a un amigo y no te contesta. Puedes pensar que no ha oído la llamada o puedes interpretar que no quiere hablar contigo porque, realmente, no le agradas. La realidad es la misma, pero el proceso interno es completamente diferente.